lunes, 27 de junio de 2011

La Pesadilla Interminable

Elaborado por el Psicoterapeuta Oscar Iván Partida Ponce, supervisado por el Dr.Alejandro Zuvire y por la Mtra.Elisa Iveth Vega Martínez, Junio 2011.
IIPCS - Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social A.C.

La Pesadilla, Óleo sobre lienzo, Johann Heinrich Füssli

Psicosis
Profundizar en los abismos insondables de los cuales se compone la mente humana es un camino accidentado y, tal vez, el único camino que nos puede mostrar sensiblemente los misterios de la vida en sueño que experimenta el enfermo psicótico: vida impregnada de alucinaciones, delirios e ilusiones. Una pesadilla interminable donde el psicótico vive un sueño dentro de un sueño.

La teoría nos indica que la base fundamental para que se dé una psicosis se asienta en la infancia, periodo en el cual se van acumulando diferentes situaciones de vida que se presentan ante el individuo como causas precipitadoras de su enfermedad, de tal forma que podemos vislumbrar que el camino directo al origen de la psicosis es largo y va evolucionando y modificándose con el paso del tiempo. Sin embargo, cuando aparecen los primeros sentimientos de “irrealidad”, inicia una lucha a muerte entre el enfermo psicótico y la invasión de irrealidad.

Lo terrible de la irrealidad tal vez no es lo que en si misma representa sino la evolución paulatina del sentimiento de soledad y desligazón con el mundo “normal” que va experimentando el enfermo hasta quedar envuelto y aturdido por sensaciones insoportables, las cuales le son muy difíciles de expresar con palabras. Simplemente no puede, le es casi imposible, no tiene la suficiente fuerza yoica para transformar lo que siente en una queja, simplemente se duele profundamente quedando su “yo” disminuido a tal grado que la realidad se reduce a un punto de luz al principio del abismo que se va haciendo cada vez más tenue conforme se adentra en su propia pesadilla.

Es probable que las visiones que se van presentando no siempre sean tan terribles en sí mismas; puede ser que algunas tengan hasta cierto encanto onírico, sin embargo lo que las hace tan graves es precisamente la fractura que existe del mundo normal con la realidad.

La evolución de la Psicosis nos señala entonces que esta no es una unidad mental sino un género, es decir, que la profundidad o gravedad de la psicosis depende estrictamente del grado de integración que existe en la psique del individuo. A menor integración es menos fuerte el vínculo del sujeto con la realidad y a mayor integración es mayor el vínculo del sujeto con la realidad, pudiendo entonces ubicar la evolución de la Psicosis de menos a más, desde el border line, pasando por la bipolaridad y la hebefrenia, hasta la esquizofrenia. Observamos entonces que la gravedad de esta enfermedad nos deja un mensaje aterrador; “La psicosis no siempre se ve a toda luz”, es decir, el verdadero dolor es casi intocable, no se puede hablar, es arcaico, se encuentra clavado en lo más profundo de la mirada vacía que evidencia “locura”. Mirada abismal donde el enfermo psicótico angustiado grita su dolor desde la más profunda soledad.

Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti. (“Más allá del bien y del mal” 1886, Friedrich Wilhelm Nietzsche)


La noción de Après-Coup es importante para la concepción psicoanalítica de la temporalidad. Après Coup, en su significado más amplio “lo arcaico”, nos dicta la importancia de que no debemos confundir lo “primero” con “lo más importante” en el contexto de la estructura de la vida psíquica de un individuo. Lo arcaico podemos ejemplificarlo como las impresiones inscritas en la psique antes de ser estructuradas; “el origen”, lo que está antes de lo primero, en donde lo primero toma sentido hasta que lo originario se organiza a la luz de las primeras inscripciones mnémicas. Esta arqueología psíquica es la que permite al psicoanálisis de forma directa reconstruir tiempos originarios de la psique con el objetivo de a la historia de la vida psíquica del psicótico.

Hay que ser cuidadosos en el significado que damos al hablar de "dar sentido". En principio porque esto puede generar nuevamente confusiones entre la no integración y la desintegración. entonces significa integrar lo que no se integró. Es integrar aquellas relaciones objetales que el sujeto repudió y expulso, dejándolas forcluidas en lo imaginario.

El término en francés forclusion fue elaborado por Jaques Lacan en 1956 para designar el mecanismo específico de la psicosis, en él trata de explicar que existe una defensa mucho más enérgica que la represión que consiste en el rechazo o repudiación de un significante fundamental expulsado fuera del universo simbólico del sujeto, comportándose de tal forma que pareciera que la representación jamás hubiera llegado al yo. Es decir que el sujeto no puede dar sentido a su historia debido a que no existió integración de objetos y esta falta es atribuible a que excluyó de su propio universo los símbolos, no pudiendo dar así un significado a ninguna representación primitiva, creando entonces un imaginario que retorna en forma de una psicosis alucinatoria.

La exclusión de símbolos deja un vacío inmenso que el psicótico llena con imaginarios, con pseudo representaciones de la realidad, lo que caracteriza “la vida en sueño del psicótico”. Entonces para el psicótico no hay objetos sino cosas sin significado que no representan nada y solo pseudo representan todo.
El trabajo con pacientes psicóticos requiere de una psicología profunda que no vaya solo a nivel del yo sino directamente a las profundidades arcaicas, al origen; que trabaje desde la prehistoria del sujeto.

Esto conlleva a trabajar desde el “Otro”, es decir, desde el mismo dolor del enfermo, desde su propia angustia, desde su propia soledad. Implica meterse, entrar hasta la propia psicosis del sujeto y ya ahí dentro darle un jalón que lo haga vislumbrar paulatinamente destellos de realidad, “el origen del abismo”. Es ir construyendo junto con el sujeto su propia historia.

Hay que ser precisos y cuidadosos entonces para no trabajar desde el “otro” con minúscula, esto implicaría no avanzar. Sería trabajar desde uno mismo como par, como en igualdad, sería psicología del yo. Malamente sería trabajar desde “la neurosis” la psicosis, situación realmente contradictoria; sería trabajar desde lo desintegrado lo que aún ni siquiera ha sido integrado. Trabajar desde el “Otro” con mayúscula obliga al psicoanalista a preparar el terreno desde sus propios núcleos psicóticos y así vivir en un esfuerzo constante por comprender el “propio” dolor del psicótico y de esta forma ayudarlo a expulsar el quejido que no ha podido expulsar por esa debilidad yoica que no le permite transformar el sufrimiento en palabras.

El psicoanalista se vuelve en este proceso una especie de maestro brujo que debe ser capaz de escupir el dolor del “Otro” vomitando el dolor que el sujeto no puede vomitar porqué no sabe hacerlo, expiando el sufrimiento y acompañando al enfermo en su soledad, desde sus propios núcleos psicóticos entrando en el mundo delirante del psicótico y luego interpretarlo desde el delirio mismo, desde la alucinación propiamente dicha. Con todo esto el psicoanalista logrará historizar paulatinamente lo que no tiene historia, lo que se excluyó en principio. El psicoanalista deberá buscar, organizar e instaurar un significante fundamental: “La Ley del Padre”. Ley que ayudará a que el psicótico sustituya el imaginario por símbolos, creando un orden, el orden del principio de realidad separando al enfermo del apego y metiéndolo en el vínculo.

Tomemos la premisa de que el psicótico no se ha separado de su madre que no tuvo un proceso de individuación al quedarse pegado como un apéndice a su madre; “La Ley del Padre” vendrá a establecer el conjunto de normativas que se debieron instalar en el inconsciente y que no lo hicieron. La ley es considerada específicamente como procedente de quien cumple la función paterna, que puede ser el padre (biológico o no) o quien ocupe su lugar estructural.

El padre instaura la Ley: separa al infante de la madre para que deje de ser un apéndice y mediante esta separación el sujeto es integrado en el orden simbólico del lenguaje y de la cultura. Además de imponer normativas inconscientes la ley organiza racionalmente el psiquismo del sujeto y es hasta este momento donde lo sinsentido tomará sentido.

Debemos tener en cuenta que el lenguaje del psicótico es más un metalenguaje, lleno de enigmas y de mitos. Recordemos que toda patología, hasta la esquizofrenia misma, es un recurso del sujeto en la cual pareciera que es mejor estar esquizofrénico que muerto. Es un disfraz que utiliza para protegerse del dolor que le causó una madre omnipotente.

La psicosis es una enfermedad que se piensa únicamente ocurre a los sujetos que tienen una predisposición genética que es un mal que recorre malignamente y con fuerza la sangre de una familia.

Desde tiempos antiguos se pensaba en la transmisión inexorable de la locura de una generación a otra como un envenenamiento sanguíneo…

Hay una maldición que pende sobre mí y sobre los míos”
Lord Byron


En su obra Kay Redfield Jamison, nos habla de los herederos de la sangre envenenada. Desde los antiguos griegos se pensaba en la melancolía como una predisposición del humor llamándola la bilis negra. También podemos encontrar en la literatura, la creencia del azote de la maldición sobre la especie, creando así estirpes de iluminados. La psicosis maniaco depresiva hace sentir al enfermo como un maldito, un ser diferente, de otra especie, de una estirpe extinta.

El reptil más venenoso del pantano perpetúa su especie tan inevitablemente como la más dulce ave canora del bosque: por lo tanto, al igual que todas las ocasiones felices, también los sucesos desdichados engendran otros iguales…

Para trazar las genealogías de estas mortales desgracias… tenemos que rendirnos a la evidencia de que tampoco los dioses están siempre contentos.
La imborrable y tremenda marca del nacimiento en la frente del hombre no es sino el sello de la desdicha puesto en los signatarios. Herman Melville


En la actualidad la medicina moderna parece que está completamente de acuerdo con esta idea literaria de la locura familiar. La búsqueda del gen causante de la enfermedad está muy avanzada, sin embargo se han puesto en duda los hallazgos debido a que un alto porcentaje de personas con el llamado “gen” de la psicosis maniaco depresiva nunca desarrolló la enfermedad, esto nos obliga a preguntarnos sobre el papel que juega la interacción de dicha predisposición genética con el ambiente físico y psicológico del individuo en donde estos factores pueden finalmente ser potenciadores o inhibidores de la enfermedad.

Hasta el momento, y con lo que se ha dicho, podemos colocar a la psicosis como una enfermedad psicógena clavada en lo emocional, por lo tanto se cura. Según lo explica J.N Rosen, el paciente psicótico está “muy regresionado” situación que tiene implícita la “reversibilidad”, es decir que un paciente psicótico puede sanar con la correcta intervención, sin embargo el término “deteriorado” implica que el camino únicamente es en un sólo sentido, y no hay vuelta atrás.

Por medio del psicoanálisis directo y las modificaciones a la técnica que este conlleva, se puede ayudar a los pacientes psicóticos casi sin importar el tiempo que lleven enfermos, siempre y cuando hayan preservado ciertas capacidades de la verbalización de su inconsciente dentro de la regresión y que hayan sido tratados durante su enfermedad con benevolencia y cuidados suficientes evitando el deterioro.

La tarea terapéutica fundamental consiste en restablecer y desarrollar un yo y un superyó lógicos, modificando y remplazando los introyectos arcaicos desmoronados.
Finalmente, a la sombra de esta lectura, podemos hacer consciencia del sufrimiento que siembra esta enfermedad en lo más profundo del ser. Muy probablemente una cantidad importante de personas podríamos afirmar que cuidaríamos a cualquier familiar si de pronto se enfermase de diabetes, artritis o cáncer, sin embargo me atrevo a decir que dentro de la imaginación colectiva casi nunca nos atrevemos a pensar en la psicosis como una posible enfermedad. Nosotros mismos la relegamos como una enfermedad propia de otra estirpe, es casi impensable. La “locura”, como se le llama de forma despectiva, la pensamos como algo muy lejano e intocable, nos causa miedo pensar en una desolación tan grande que es mejor alejarla de nuestras mentes como si así pudiéramos lograr erradicarla de su propia existencia.

Sin embargo por más aterrador que esto parezca, solo en la medida de que vayamos conociendo y analizando nuestros propios núcleos psicóticos, podremos comprender más el grito doloroso del enfermo para ayudarlo de raíz. Es importante mencionar que por más que busquemos acompañar en todo el camino al paciente psicótico, siempre habrá trechos en los que no podamos y tendremos que complementar este acompañamiento con una comprensión simpática.

El éxito de la psicoterapia con psicóticos dependerá de una comprensión profunda y un manejo cuidadoso de la transferencia y contratransferencia entre el paciente y el analista en donde este último muestre al enfermo una total aceptación. No debemos olvidar que nosotros como analistas somos el puente que ligará al sujeto con la realidad.

El puente mediante el cual el paciente, en su camino solitario, irá logrando una conexión con la realidad abandonando poco a poco su estado narcisista defensivo; utilizando al analista para restablecer su contacto con el mundo real.

Comencé mi actividad profesional como neurólogo, tratando de dar alivio a mis pacientes neuróticos. Bajo la influencia de un viejo amigo y con mis propios esfuerzos descubrí algunos hechos importantes sobre el inconsciente de la vida psíquica, el rol de los impulsos sexuales, y más. A partir de estos hallazgos se desarrolló una nueva ciencia, el Psicoanálisis, una parte de la psicología. Y un nuevo método para el tratamiento de las neurosis. Tuve que pagar caro este poco de buena suerte. La gente no creyó en mis hechos y consideró mis teorías ofensivas. La resistencia fue fuerte y tenaz y, al final tuve éxito, con discípulos y construyendo La Sociedad Psicoanalítica Internacional. Pero la lucha aún no ha terminado. A la edad de 82 años me vi obligado como consecuencia de la invasión alemana, a abandonar mi hogar en Viena y vine a Inglaterra para terminar mi vida en libertad.
Mi nombre es Sigmund Freud


Sigmund Freud nos muestra con estas palabras, un gran poder, un gran amor y una gran pasión por su ciencia, nos habla de la importancia de sus descubrimientos, sin embargo, el sabe que hay mucho por descubrir cuando dice, “Pero la lucha aún no ha terminado”, y me atrevo a pensar que esta lucha nunca terminará, los psicoanalistas de ahora tenemos que forjar nuestro propio destino, debemos moldear nuestra propia personalidad estudiando a profundidad los caminos descubiertos e investigando nuevos caminos.

Para mí el psicoanálisis es uno solo y, cada una de las aportaciones, descubrimientos e investigaciones al respecto no hacen más que integrar, complementar y dar fortaleza a nuestra ciencia. Así que podemos ser así de brujos como dice Aulagnier, o trabajemos desde lo arcaico como lo propone Lacan, modifiquemos la técnica con los pacientes psicóticos como propone F.From Reichman, hagamos psicoanálisis directo como propone JN Rosen, pero solo hay una cosa que nunca debemos de olvidar, el fin último del psicoanálisis es curar.


Bibliografía:
•El aprendiz de historiador y el maestro brujo. Del discurso identificante al discurso delirante. Piera Aulagnier. Amorrortu Editores. 1984
•Marcados con Fuego. La enfermedad maniaco depresiva y el temperamento artístico. Kay Redfield Jamison. Fondo de Cultura Económica.1993
•Lecciones introductorias a la psicopatología. La Psicosis. El Saber Psiquiátrico. Amalia Baumgart, Eudeba. 1999
•Psicoterapia Intensiva En La Esquizofrenia Yen Los Maniaco-depresivos. Frieda Fromm Reichmann. Hormé ediciones. 1994
• La violencia de la interpretación. Del pictograma al enunciado. Piera Castroiadis Alagnier. Amorrortu Editores. 1975
•Trastornos graves de la personalidad: Estrategias psicoterapéuticas. Otto F. Kernberg, Hermelinda Juárez Ramírez, Jorge Abenamar Suárez . Manual Moderno. 1987
•Psicoanálisis Directo. tratamiento de las psicosis sin medicamentos. JN Rosen. Biblioteca Nueva. 1975
•La Nueva Clínica Psicoanalitica y la Teoría de Freud: Aspectos Fundamentales de la Locura Privada. André Green. Amorrortu 1994
•Sigmund Freud video BBC 1938.

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